Seijaku significa serenidad en medio del caos. Cuando a nuestro alrededor el mundo parece haber enloquecido, pero nosotros podemos mantener la paz, es una soledad en tranquilidad.

El trabajo en equipo sin duda nos dará unos mejores resultados, la suma de cada componente del equipo juega un papel decisivo en el éxito empresarial, ¿parece muy sencillo verdad? Pues si lo es aunque hay que entender que como cualquier relación implica intrínsecamente el conflicto, aunque se vea socialmente como algo negativo es innato en las relaciones y cuando se hace presente lo que hay que hacer se transforma el conflicto en una oportunidad de crecimiento.

El 88% de los españoles afirma que su empresa no resuelve los conflictos laborales, según una encuesta entre los usuarios de la comunidad laboral Treballant.com – Universia. Si gestionamos el conflicto la empresa crece, mejora resultados, puesto que los miembros del equipo volverán a ser un potencial enfocado a un propósito alineado con la empresa.

Las causas que motivan el conflicto son muy variadas y predominan el abuso de poder. Aún así, le siguen con porcentajes muy repartidos los conflictos de interés, la escasez de recursos, la falta de claridad, la falta de comunicación, las rozaduras entre empleados o el estrés.

Steve Jobs resolvía los conflictos para que sus trabajadores siguieran motivados y enfocados en los resultados, lejos de la realidad como hemos visto en nuestro país damos la espalda al conflicto, sin tener en cuenta la importancia que supone gestionar el conflicto. Aquí te dejo una gran fábula para reflexionar sobre el problema:

La fábula budista “El problema”

Cuenta una antigua fábula budista que hace mucho tiempo, en un monasterio lejano, ubicado en una vertiente casi inaccesible de una montaña del Himalaya, uno de los monjes budistas más ancianos murió. Tenía un lugar importante, ya que era el guardián, y algún otro monje debía quedarse con su puesto de trabajo. Pero no era fácil. Debía ser un monje que reuniera las características adecuadas.

Así que el Gran Maestro reunió a todos sus discípulos para comprobar quién podría desempeñar ese honroso puesto. En una amplia sala, todos los discípulos se sentaron frente al Gran Maestro. Él colocó una pequeña mesita en medio de la sala y encima de ella un hermoso jarrón de porcelana. En el jarrón colocó unas preciosas flores amarillas. Entonces dijo:

– He aquí el problema: asumirá el honroso puesto de Monje guardián quien lo resuelva.

El monje budista que logró resolver el problema.

Todos se quedaron absortos, mirando en silencio el bello jarrón. ¿Qué representaría? ¿Dónde estaba el problema? ¿Necesitaría agua la flor? ¿Representaría la belleza de la Naturaleza? ¿O la tentación del hombre? ¡Eran demasiadas preguntas!

Pero entonces uno de los discípulos se levantó decidido. Sacó su espada, miró a los discípulos y al Gran Maestro y de un solo golpe, rompió el jarrón y las flores. Los demás se quedaron horrorizados, pero el Gran Maestro dijo:

– Aquí tenemos a alguien que no sólo ha adivinado el problema, sino que además lo ha resuelto y lo ha terminado. Honoramos a nuestro nuevo guardián del monasterio. Aprendizaje: “No importa cómo sea el problema. Lo importante es acabar con el problema”.

El método Seijaku potencia equipos, mejora la comunicación a todas direcciones en la organización, hace de palanca frente al conflicto hacia el éxito, hace crecer la creatividad y productividad, disminuye el estrés laboral, entre otros beneficios.